Anticipo: Homenaje a tu paciencia o de cómo este fue el peor despertar de mi vida

Sobresaltada por la calma esta mañana he abierto los ojos,
no respiraba,
me he repetido,"no llores! no llores!".
Voy al salón sospechando que te habré despertado,
aveces creo que sólo en esa cama el aire se estanca,
sólo para joderme,
para recordarme que estoy enferma.
Tumbada a tu lado he gritado en silencio para que me salvaras,
y has abierto los ojos, rasgados de descanso postcoital.
Una sonrisa, con tus dientes grandes,
tan grandes como tus ganas de desayunarme,
pero ni tu aliento en mi cuello ha podido transformar el globo en gemido,
y ante tu insistencia sólo he podido articular
"hace tanto calor que voy a llorar".
Y he manchado la almohada de rimmel
y tu pecho de saliva.
Miedo a lo que se avecina,
a que el mejor verano del mundo no se repita,
a volver a asfixiarme en esta ciudad,
y a que el calor me obligue a permanecer en estas cuatro paredes,
ajenas desde hace un año y medio,
y que sin tus brazos que las apuntalan
se desmoronen.
Y miedo a necesitarte.
Me has tenido que llevar de la mano a buscar oxigeno,
armado de paciencia.
Entre tus besos,
tu alergia platanera,
y el jamón bajo un halo de leopardo,
mis pulmones se han llenado de nuevo.